Un grave problema La caza furtiva y el comercio ilegal de productos de vida silvestre es un problema grave en Argentina, no solo por el acceso relativamente económico a una amplia variedad de recursos de vida silvestre, sino también por la falta de regulaciones efectivas para protegerlos. Esta caza ilegal incluye la caza de tiburones y…

La caza furtiva y el comercio ilegal de animales en Argentina

Un grave problema

La caza furtiva y el comercio ilegal de productos de vida silvestre es un problema grave en Argentina, no solo por el acceso relativamente económico a una amplia variedad de recursos de vida silvestre, sino también por la falta de regulaciones efectivas para protegerlos. Esta caza ilegal incluye la caza de tiburones y los safaris de tiburones en la costa atlántica, la cual contribuye a que en la actualidad, un tercio de todas las especies de tiburones a nivel mundial estén en peligro de extinción.

En Argentina, la gente local puede utilizar los recursos de la vida silvestre (como la caza, la cría, el comercio, la búsqueda de comida, etc.) cuando el estado o provincia otorga la autorización en forma de licencias y / o permisos. Sin autorización, el uso de los recursos de vida silvestre está estrictamente prohibido. Sin embargo, cuando los animales amenazan la vida y la propiedad humana, la vida silvestre puede morir si constituye un peligro inmediato o si las medidas para alejarlos (sin dañarlos) han fallado. En Argentina, cualquier vida silvestre capturada o asesinada, sigue siendo propiedad del estado.

Algunas comunidades indígenas tienen la propiedad y el uso de la tierra y los recursos de vida silvestre, sin embargo, la mayoría de estas comunidades no han recibido el reconocimiento legal de sus tierras en línea con sus formas tradicionales de usar y ocupar esas tierras.

Según la ley argentina de vida silvestre (las piezas clave incluyen el Decreto 666/97 sobre Conservación de la Vida Silvestre, la Ley 14.346 sobre el Abuso y Actos de Crueldad hacia los Animales, la Ley del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, la Ley de Parques Nacionales y la Ley de Defensa del Patrimonio Forestal, así como varios leyes provinciales), hay 4 categorías de delitos contra la vida silvestre: (1) delitos de caza; (2) delitos comerciales; (3) delitos de licencia; y (4) ofensas dañinas. Las sanciones por tales delitos incluyen confiscación de bienes, cancelación o suspensión de licencias y / o permisos, multas monetarias y encarcelamiento. Los delitos y la gravedad de sus sanciones pueden diferir dentro de cada provincia. Lamentablemente, con dificultad esas leyes se aplican.

Argentina, también es parte del CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestre) desde 1981.

Manejo de las vicuñas en los andes, un caso positivo

Las vicuñas son mamíferos artiodáctilos, camélidos que viven en el altiplano andino que se encuentran en peligro de extinción, y están incluidos en los Apéndices II y I del CITES, cuyos rangos abarcan los países andinos de América del Sur. Los niveles de caza furtiva de vicuñas se han reducido drásticamente tras las regulaciones comerciales coordinadas y el aumento de las iniciativas de gestión local, por lo tanto, las regulaciones han traído consecuencias positivas.

La caza ilegal en las costas

Pero, por otro lado, la caza ilegal de vida marina en las costas argentinas no ha disminuido, a pesar del sistema de Guardacostas que busca proteger los intereses económicos y ambientales del país. En este esfuerzo la Prefectura Naval está tomando medidas de avanzada con un sistema solido de monitoreo de las costas.

En Argentina, los investigadores y gestores pesqueros sugieren que hasta 300,000 toneladas de Illex argentinus son cosechados por buques pesqueros sin licencia y sin regulación cada año. La Prefectura Naval ha recurrido a un nuevo sistema de monitoreo de las costas, no solo para atrapar cazadores furtivos en el acto, sino también para acumular datos que rastrean las actividades de los buques a lo largo del tiempo. En promedio, procesa 1,000 registros por segundo, realizando once funciones de análisis diferentes para la información en tiempo real. En menos de seis meses, la base de datos ha registrado más de 3.500 millones de posiciones de buques. Estos datos le permiten reconstruir incidentes antiguos o usar información histórica para descubrir nuevos patrones.

Ahora que la Prefectura Naval tiene un sistema sólido para resguardar las costas, el sistema se ha convertido en una herramienta de múltiples agencias para ayudar a la misión de seguridad nacional del Ministerio de Seguridad.

La Prefectura Naval coopera con otras fuerzas federales: la policía federal, la policía de seguridad del aeropuerto y la Gendarmería (la Guardia Nacional). Rastrea la ubicación de todas las unidades operativas a través de teléfonos móviles, radios, vehículos con sensores de ubicación y aviones de búsqueda y rescate.

La caza como un atractivo turístico

Lamentablemente, más allá de los avances hechos por ciertos organismos como la Prefectura Naval, no se ha podido impedir que Argentina se haya convertido en un imán en los últimos años para los cazadores deportivos, extranjeros y locales, no solo por el acceso relativamente económico a una amplia variedad y cantidad de animales, sino también por la falta de regulaciones efectivas para proteger las especies cazadas.

El aumento de los cazadores procedentes de Estados Unidos y Europa es evidente en los datos recopilados por la Policía Aeronáutica, que rastrea la entrada de armas en Argentina transportadas por personas que viajan en avión. También ha habido un aumento en las solicitudes de permisos de exportación de trofeos de caza.

Se estima que 7,000 cazadores extranjeros vienen a Argentina cada año. Además, hay un número desconocido de cazadores deportivos locales e incluso cazadores furtivos que persiguen a sus presas por razones comerciales o de supervivencia en todas las provincias del país.

Los operadores turísticos utilizan la falta de interés en la protección de la vida silvestre y la falta de poder por parte de las autoridades para atraer visitantes, prometiendo viajes a medida para cazar varios tipos de animales, así como disfrutar de hermosos paisajes y deliciosas comidas locales.

Gracias a su extensa geografía y la diversidad de especies nativas, Argentina es reconocida hoy día, en todo el mundo como un paraíso para los cazadores.

Las compañías turísticas ofrecen paquetes de fin de semana para cazar ciervos rojos (Cervus elaphus), cerdos salvajes europeos (Sus scrofa) o el antílope negro (Antilope cervicapra) que incluyen un guía y una garantía de salir con hasta siete animales.

Funcionarios que representan a las agencias de vida silvestre de Argentina y representantes de organizaciones ambientales por igual reconocen que este país tiene una larga tradición de caza deportiva, pero señalan que después de la crisis económica de 2002, la devaluación del peso argentino hizo que el país fuera mucho más atractivo para los visitantes extranjeros.

Lamentablemente, las inspecciones que debe realizar el Estado se delegan a el guía o al operador turístico, que tienden a no obedecer las regulaciones, y además las leyes existentes no son efectivas, ya que establecen cuotas arbitrarias para la caza de las diferentes especies, no en función de información del censo animal.

Argentina posee una abundante fauna autóctona, pero también una amplia gama de animales exóticos, cuyas poblaciones a veces se expanden en detrimento de las especies nativas. Esto ocurre, por ejemplo, con el ciervo rojo, introducido hace más de un siglo, y que gradualmente ha desplazado al huemul nativo (Hippocamelus bisulcus), o ciervo del sur de los Andes.

Pesca ilegal de tiburones Bacota

En las playas del sur de Mar de Plata, la pesca de tiburones bacota se convirtió en una moda. Aun y cuando está prohibido, los pescadores capturan tiburones jóvenes y no los devuelven al agua.

La pesca del tiburón bacota (carcharinus brachyurus) está reglamentada por la provincia de Buenos Aires y acorde al reglamento de pesca deportiva, el tiburón bacota, los tiburones costeros escalandrún, gatopardo, cazón y tiburón martillo deben ser devueltos al agua después de ser pescados, especialmente si son ejemplares jóvenes.

Conclusión

La caza furtiva de animales está exponiendo a muchas especies a desaparecer y es por eso, que en Argentina se debe concientizar el hecho de que la caza ilegal puede poner en riesgo a sus más bellas especies autóctonas por lo que se deben mantener y fomentar políticas efectivas y programas educativos, para preservar el balance del diverso ecosistema del país.

Fuente: El diario de Rauch

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