Tarde o temprano llega el momento de tener que despedirnos de nuestros amigos de cuatro patas. Esos fieles animales de compañía con los que desarrollamos increíbles lazos afectivos y de amistad. Unos momentos tristes que a menudo vienen precedidos por dolor y sufrimiento, que provocan algunas enfermedades vinculadas a la longevidad del animal.

Una nueva generación de veterinarios se prepara para afrontar los últimos días de nuestros amigos de una forma diferente, atendiendo sus necesidades sin alargar la pena de la mascota y sin plantear de inmediato una eutanasia humanitaria. Todo ello a base de una serie de cuidados pensados para atenuar desde casa las principales patologías y evitar desplazamientos a la clínica veterinaria, con los inconvenientes que ello puede representar para mascotas y propietarios.

Edades avanzadas

Para el animal, seguir tratamientos diarios en una clínica  veterinaria puede convertirse en una tortura en lugar de un alivio

Cuando perros y gatos llegan a edades muy avanzadas con patologías con dolor, seguir un tratamiento casi diario en las clínicas veterinarias puede convertirse en una tortura en lugar de un alivio, debido a los desplazamientos y los inconvenientes físicos que ello provoca tanto a paciente como a humano. “Es en esos momentos cuando se plantean soluciones dolorosas, como la eutanasia humanitaria. Y es aquí cuando entramos veterinarios como yo; profesionales de la medicina animal que evaluamos seguir con tratamientos paliativos que ayuden a la mascota a mantener una vida digna… Siempre desde casa y con la implicación activa del propietario”, explica Edgar Fidel Castro, fundador de tuveterinario.es, la primera empresa en España especializada en la asistencia domiciliaria a pacientes en el final de su vida.

“Nuestra máxima es practicar métodos poco invasivos y máximo de efectivos y abrir los ojos a los propietarios de una mascota enferma, que determinados tratamientos extraordinariamente invasivos y caros como quimioterapias y prótesis en pacientes longevos u oncológicos no alargarán en exceso la vida de sus mascotas y, en cambio, los someterán a un estrés considerable”, explica Fidel, desde la óptica que le ha proporcionado su bagaje durante más de 20 años en prestigiosas clínicas veterinarias. Aunque siempre reconociendo de que cada animal es un caso distinto.

Castro explica que, cuando trabajaba en estos centros, no reparaba en ofrecer soluciones increíbles para sanar o mejorar la vida de muchas mascotas, como cirugías invasivas en pacientes geriátricos. “Ahora cuando me viene ese mismo perfil de paciente que antes, le digo que lo peor que tiene su mascota no es la enfermedad que padece, sino que tiene es una edad muy avanzada y que aunque existen muchos tratamientos, hay que pensar en proporcionar el menor sufrimiento posible al paciente para que lo que le quede de vida lo haga sin dolor”.

“Es importante que el compañero de un animal tenga toda la información, sepa todo lo que se le puede hacer a su mascota; pero ha de asumir riesgos y saber que las soluciones pueden ser mucho más sencillas y razonables”, argumenta. Para el buen desarrollo de estos tratamientos, Edgar Fidel forma a los propietarios de estas mascotas y les enseña cómo afrontar la enfermedad y cómo proceder con la terapia y también a actuar en casos de crisis. “Se trata de un tiempo extra que el propietario comparte en exclusiva con su compañero, bajo mi supervisión constante, y que de alguna manera sirve para empezar a asimilar que la pérdida está cerca”, confiesa Castro.

Es un tiempo extra que el propietario comparte en exclusiva con su compañero y sirve para empezar a asimilar que la pérdida está cerca”

Edgar Fidel veterinario

Cuando finalmente el propietario opta por los tratamientos paliativos, ambos programan un plan de medicación que el amo tendrá que proporcionar a su mascota. Un proceso que, con el paso del tiempo, tendrán que ir cambiando, y ajustando a medida que la enfermedad avanza.

Este veterinario asume que la muerte está muy ligada a su trabajo, el objetivo final de los cuidados paliativos es acompañar al paciente hasta el final y asegurar la máxima calidad de vida, sin dolor, sin sufrimiento. El tiempo de vida es muy relativo, normalmente es de semanas o meses. Castro recuerda varios casos donde la vida de sus pacientes se ha alargado algunos años, aunque sabe que eso no es lo habitual.

Para este profesional, la parte psicológica es muy importante y sabe que se requiere tacto para que el propietario de una mascota asuma o interiorice que la despedida está próxima. “Por eso cuento con un equipo de colaboradores que están al servicio de los propietarios, como psicólogos y personas que han vivido ya la experiencia”, también cuenta con la colaboración de profesionales de la oncología, traumatólogos, acupuntura y fisioterapeutas para cubrir todas las necesidades de sus pacientes.

El último adiós

“Los animales saben que llega el final”

En cuanto a la muerte, el veterinario Edgar Fidel reconoce que su amplia trayectoria le ha hecho descubrir cosas sin demasiada explicación científica que chocan de pleno con sus conocimientos médicos. “Creo que los perros y gatos saben qué va a ocurrir de forma instintiva”, afirma convencido el facultativo. Es más, “He visto mascotas que estaban en las últimas y han aguantado su vida y han acompañado a su propietario hasta que este ha resuelto sus asuntos pendientes”, añade.
​Castro recuerda cómo un perro de 15 años con insuficiencia renal, justo la misma enfermedad que empezó a sufrir su propietario, fue resistiendo los envites de la afección a lo largo del tiempo. El dueño empezó la diálisis, posteriormente se sometió a dos trasplantes de riñón y el animal contra todo pronóstico seguía resistiendo la dolencia. “Cuando el dueño recibió el alta, el perro tenía ya 18 años y muy poco después, murió. Ese can no tenía que haber sobrepasado los seis meses. Inexplicablemente, muchos perros y gatos superan los límites biológicos de la media de edad y viven mucho más tiempo del pronóstico inicial”, afirma aún con sorpresa Edgar Fidel Castro Carvajal.

Fuente: lavanguardia.com