En la zona rural de San José de Guaviare, Colombia, hay 40 hectáreas de bosque renacido.

Los turistas visitan su sendero ecológico y en ocasiones aportan dinero para su mantenimiento.

Hasta hace una década, el bosque se veía completamente diferente: era un pasto lleno de ganado.

La cofundadora de la reserva natural La Nupana , Dora Sánchez, se mudó del centro del país a la región selvática en 1997.

Como la mayoría de los colonos, su familia, los Zapata, iniciaron la ganadería en ‘la tierra sin gente para la gente sin tierra’.

“Cuando llegamos no había un solo gusano, el suelo estaba completamente compacto”, dice Dora.

En 2012, comenzó a sembrar árboles nativos en sus 56 hectáreas de pasto como un “experimento para establecer sistemas agroforestales”.

Empezó a ver un “efecto positivo”.

“El bosque comenzó a cambiar, la fauna comenzó a regresar. Mejoramos las condiciones del agua y el suelo comenzó a mejorar. Entonces, poco a poco, mi familia entendió que era un buen proceso”, explica Dora.

Vendió sus vacas y dejó que la jungla reclamara la mayor parte de su tierra.

Una década después, Dora dirige una reserva con su hija y su esposo.

¿Qué pasa con los animales rescatados por la reserva natural La Nupana?

Por el momento, la familia de Dora alberga 60 criaturas, desde monos, pájaros y armadillos hasta cachorros de puma y un gato salvaje manchado conocido como ocelote, en su casa y patio trasero.

Si bien la mayoría de los animales fueron rescatados de personas que los tenían como mascotas o intentaban venderlos, los pumas suelen ser víctimas de la deforestación en una región que perdió 25.000 hectáreas de bosque en 2021.

La familia Zapata rescata y protege a los animales con esmero.

Dora masajea a los cachorros de puma huérfanos de dos semanas cuatro veces al día para que puedan defecar, un trabajo que generalmente requiere la ayuda de su madre.

Su hija Samantha Zapata se encarga de darles de comer.

“Son muy lindos y no habíamos tenido la oportunidad de verlos de cerca, pero también nos da tristeza porque su mamá fue asesinada”, dice la estudiante de agronomía de 23 años.

Para el padre de Samantha, Héctor, devolver a los animales a la naturaleza es una de las partes más difíciles del trabajo.

“Hay muchos desafíos porque cada animal tiene sus propias características y comportamiento. Creo que poder guiarlos paso a paso hacia un lanzamiento inminente o un lanzamiento futuro es uno de los desafíos más difíciles que tenemos en la reserva”, dice Héctor.

Algunos animales no pueden regresar a la naturaleza.

Las pautas para la liberación de los animales deben establecerse de acuerdo con las diferentes características de cada especie y caso, según Adolfo Bravo, médico veterinario de la Corporación para el Desarrollo Sostenible de la Amazonía Norte y Oriental (CDA).

Pero no está garantizado que todos los animales puedan regresar a la naturaleza cuando los Zapata los traigan a casa.

“Los animales que no pueden regresar al bosque lamentablemente se quedan en recintos porque no tienen las habilidades necesarias, no sobreviven, no reconocen que un depredador los puede atacar”, explica Samantha.

La Nupana es un aliado del gobierno local para rehabilitar la fauna del sur de Colombia.

“Debemos conservar y proteger el bosque, porque es la fuente de vida, la que nos dará agua en el futuro. Estamos 100 por ciento convencidos de que es el bosque [en el que debemos centrar nuestro trabajo]”, dice Dora.

Fuente: euronews.com