A nadie le gusta las mudanzas, pero a tu perro o gato puede que le apetezca aún menos que a ti

Mudanzas y mascotas

Aunque te mudes trata de mantener horarios y rutinas

Los animales pueden sentirse aún más vinculados que los humanos a mantener una rutina, en concreto los perros y los gatos domésticos desarrollan una atención muy especial a su reloj biológico que les anuncia cuándo llegará la hora del paseo, cuando les cambiarás la comida del cuenco o cual es tu horario aproximado para salir, descansar o hacer tus ejercicios de yoga (para subirse encima de ti, si es posible). Esto es así porque los animales tratan de aprovechar toda la información de su entorno para mejorar su supervivencia en el medio, y todo aquello que es previsible lo atesoran para suplir la comunicación racional que nosotros podemos establecer. Por eso, tanto el sonido del camión de la basura, como el olor de la comida tras ser servida en el salón, les ayuda a conocer qué hora del día es sin conocer el funcionamiento de un reloj. Cuando entramos en la dinámica de una mudanza es posible que todos los horarios se desdibujen, que al trabajar empaquetando cosas, realizando visitas a la nueva casa, acordando mejoras allí o cambios de todo tipo, el hogar de nuestra mascota se desintegre lentamente y sin un motivo comprensible para él, y antes incluso que los objetos cambien de lugar puede que sean los horarios y las rutinas los que cambien. Trata de que todo lo que tiene que ver con tu mascota se mantenga igual, los tiempos de paseo, el momento de pasar tiempo juntos, el horario para alimentarlo, así sufrirá menos.

No hagas la mudanza con él

Hacer cajas para emprender una nueva vida en otro hogar inevitablemente crea una duda en nuestras mascotas: ¿se olvidarán de mí? Esto ocurre mucho más en perros que en gatos, aunque los felinos también observan con el rabillo del ojo y se preocupan sobre lo que está pasando. Sin duda, disolver todo lo que parecía eterno y estable en su hogar puede crear en ellos estrés y desasosiego: empaquetando objetos, retirando alfombras, desechando muebles o cambiando de sitio las cosas. Los perros tratarán de hacerte ver que si te vas, lo primero que no debes de olvidar es a ellos, y los gatos podrán sentirse muy incómodos con la idea de que estés rompiendo la armonía del espacio, que ellos consideran ‘su’ espacio, y puede que hagan alguna travesura de más como orinar donde no deben, o arañar alguna caja, para que sepas que este trasiego inesperado no es de su agrado. Por tanto, si puedes: trata de que tus mascotas no estén presentes durante el tiempo en el que pones la casa patas arriba para empaquetar cosas.

No seas muy estricto los primeros días

Una vez en la nueva casa, tu mascota deberá afianzarse en un lugar que aún no es su hogar. Pueden sentir un leve rechazo al principio, evidentemente ellos no saben que este es un cambio perpetuo. Ten en cuenta que perros y gatos jamás actúan por venganza, ninguno de sus comportamientos son una represalia, en tal caso (solo los gatos) podría ser una llamada de atención para comunicarse. Si ves que tu perro está nervioso, ladra, escarba y sube encima de ti, o si tu gato no para de maullar y saltar de un lado a otro, lo que pasa es una mezcla entre la duda acerca de qué sitio es este, y la excitación de descubrir y afianzarse en un lugar nuevo. Los gatos son más territorialistas, pero también más aventureros. Los perros no se sienten tan vinculados al hogar, pero siempre querrán dejar claro que allá donde estés tú ellos querrán formar parte.

Si tienes un perro: haz visitas a la nueva casa con él

La mejor forma para que un perro se sienta feliz y equilibrado en una nueva casa es que la conozca desde mucho antes de hacer el traslado. En cuanto tengas las llaves de tu nuevo hogar puedes ir a visitar la casa acompañado de tu perro, para que se acostumbre a los olores, la luz y los sonidos. Toda la información que captan sus sentidos ayuda a que el can se afiance en el nuevo espacio, y luego, una vez que esté amueblada y estén todas tus cosas el animal simplemente notará una progresión gradual y coherente de transformación de la casa. Importante: en el nuevo hogar coloca desde el primer momento los cuencos de siempre de tu perro (en la casa anterior pon unos nuevos, temporales), lleva también parte de sus juguetes, reparte su vida en ambos lugares, y haz todas las visitas que puedas.

Deja a su alcance siempre sus cosas

Ante una mudanza, lo último que debes empaquetar son las cosas de tu perro o gato. Asegúrate de que todo lo que para él es importante queda a la vista y puede utilizarlo. Podríamos pensar que si antes empacamos sus cosas, antes verá que no vamos a dejarle en tierra durante la mudanza, pero esa es una explicación razonada más allá del entendimiento de canes y felinos. Lo importante es que su mundo no se vea trastocado, y eso empieza por sus pertenencias más directas porque, además, si guardas sus cosas demasiado pronto le estarás evitando jugar y desenvolverse de forma normal. Una vez en pleno traslado, dispón de todo lo suyo en una caja específica, no mezclada con otras cosas, y abre primero ésta para que pueda establecerse sin esperar más tiempo. Este consejo es igualmente útil tanto para perros como para gatos.

No olvides cambiar la dirección de su chip

Una mudanza nos aboca a cambiar nuestra dirección de multitud de registros, bases de datos y servicios. El chip de tu perro va asociado a una dirección física, por lo que hacer el cambio cuanto antes puede ser muy importante, y te recomendamos que no lo dejes porque es algo que probablemente olvides más adelante. Imagina que ni reparas en ello, pasa un año, ¿crees que te tomarás la molestia de ir al veterinario a realizar el cambio de domicilio? Es un proceso muy rápido, en cualquier clínica veterinaria pueden acceder al sistema en apenas unos minutos, sólo debes de ir acompañado de tu perro para que puedan leer el chip. Acceder a esta información no debería de tener coste, pero en el caso de que la clínica imponga un gasto será muy pequeño.

Si tienes un gato, esparce feromonas en la nueva casa

Decimos muy a menudo que los gatos son mascotas muy territorialistas pero ¿qué quiere decir eso? Necesitan que el espacio en el que ellos residen, que consideran su guarida, esté marcada con su olor, que realmente no es únicamente una percepción olfativa, sino que consiste en la dispersión de sus hormonas. Muchos de los paseos diarios que hacen por la casa y de la forma que tienen de juntar su cuerpo a los muebles (en especial sofás, sillones y alfombras) lo hacen para que la casa huela a ellos, y eso les tranquiliza, pues determina que pueden estar a salvo. En la nueva casa podrán sentirse accediendo a un entorno hostil, sin estas hormonas. Por ese momento existen soluciones que puedes adquirir, se trata de difusores en spray o en auto-dispersor (como el que se usa contra los mosquitos o para ambientar una estancia), lo que hacen es expandir feromonas de gato que al tuyo le resultarán tranquilizadoras, rebajarán su estrés y le permitirán ir colonizando a su ritmo el espacio sin la premura de abarcar una casa que él consideraría hostil si carece de este olor.

Que no se quede solo

Los primeros días trata de que tu mascota no pase mucho tiempo en soledad. Este caso es más grave en el caso de los gatos que de los perros, pues aunque éstos son más independientes, en un nuevo entorno pueden desarrollar cierta capacidad destructiva si tú no estás presente. Esto no es una represalia ni una venganza por haberte mudado, sino que puede ser su forma de descubrir e interactuar con un espacio que aún no considera su hogar. Los perros y gatos, por muy independientes que sean, aprecian enormemente la compañía de los humanos, en eso consiste precisamente la domesticación, pues comprenden que juntos tendréis más posibilidades de sobrevivir y de defenderos, y esa idea resuena con claridad en sus mentes aunque residan en entornos muy seguros. Si el perro o gato se siente solo durante largas jornadas y la nueva casa aún no significa para él un entorno de seguridad, probablemente desarrolle estrés y eso desencadenará en la rotura de objetos.

Elige un sitio para él y mantenlo

Nada más llegar al nuevo hogar dedica un tiempo a tu mascota, con él no puedes comunicarte verbalmente, por lo que invertir tiempo de calidad es la forma que hallarás para que se sienta acompañado y comprendido. Busca un lugar para sus cosas nada más llegar, tanto para el comedero y bebedero como para su cama. No optes por soluciones temporales, trata de pensar bien dónde los establecerás y muéstrale que ese será el lugar indicado. Variar la disposición del arenero o la cama puede ser un error grave que paralice o involucione la adaptación de tu mascota al nuevo hogar.

Fuente: hola.com

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