No es un secreto que en los últimos años creció la conciencia proteccionista, sobre la relación del hombre con los animales y la explotación que hace de ellos. No hace tanto tiempo, era normal ver caballos, ponys, carruajes y hasta -en la plaza Grigera, de Lomas- una llama, para pasear o que los nenes se sacaran una foto.
Ariel Yovanovitz es fotógrafo y trabajaba explotando animales hasta que un hecho circunstancial le hizo darse cuenta. El fin de semana pasado, su acompañante a la espera del día de Reyes fue un camello de porcelana, hierro y gomaespuma que construyó él mismo.
Otros días, los “animales” que posan junto a los chicos en la peatonal Laprida, de Lomas, son una llama y un caballo hechos con los mismos materiales. Saca fotos a cambio de una contribución a voluntad. Todo artesanal, a pulmón y creatividad.“Antes tenía un pony -cuenta el fotógrafo lomense-, hasta que la Municipalidad me lo secuestró. Ahí tomé conciencia de que estaba haciendo algo malo con el pobre animal”.
La verdad es que no fue sólo eso. Ariel reconoce que últimamente recibía muchas recriminaciones de parte de gente que lo veía en la peatonal.
Porcelana, relleno de goma espuma, hierro para el armazón. Esas son las materias primas. Construir cada muñeco le lleva alrededor de 15 días. Sacarlos a la calle para las fotos -esa actividad que lleva adelante desde hace 14 años- es lo que cierra el círculo. En un tiempo había risas y alegría (y animales que no la pasaban bien). Después, reclamos y algunos insultos. Ahora, buena onda y felicitaciones de quienes lo conocen de mucho tiempo. “Estoy contento por la forma en que logré cambiar la opinión de la gente. Ahora me transmiten un mensaje positivo. Me hacen sentir orgulloso de lo lindos que son mis ‘bichos’”, expresa el vecino.
El pony que usa Yovanovitz ahora es un muñeco.
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