Un nuevo estudio ha comprobado cómo la mayoría de las aves escuchan y responden al canto de sus padres y otras aves antes de nacer

El instinto musical de los pájaros: aprenden canciones desde el interior del huevo

Los pájaros cantores no se conocen o se clasifican con ese nombre por gusto. Se ganan (y bien) el adjetivo y el reconocimiento, porque si hay algún animal que canta por naturaleza son ellos. No solo necesitan muy poca instrucción para aprender las melodías con las que se comunican con sus parientes y con otros pájaros, sino que lo hacen antes incluso de nacer. Sin embargo, un grupo de investigadores ha descubierto recientemente que no son las únicas especies de aves que llevan la música en el interior.

Un nuevo estudio publicado en la revista científica ‘Philosophical Transactions of the Royal Society B Biological Sciences’ ha comprobado cómo ya en el huevo, la mayoría de las aves escuchan y responden al canto de sus padres y otras aves que frecuenten la zona en la que se encuentre el nido. Es decir, los embriones ya son capaces de procesar el lenguaje propio de su especie.

Con tiempo y mucha repetición, parece que los pajaritos que aún aguardan en el interior de sus huevos se acostumbran desde muy pronto a los ruidos del exterior de esa cáscara que les envuelve y les protege, así que su desarrollo vocal comienza antes que su propio nacimiento.

Capaces de inventar nuevas canciones

“Mucho antes de la vocalización real, descubrimos que los pájaros cantores pequeños también eran capaces de emitir sonidos ‘no asociativos’ (es decir, que no necesariamente han aprendido de los padres)”, señala la especialista en comportamiento animal Diane Colombelli-Négrel, de la Universidad Flinders en Australia.

Este estudio marca la clasificación histórica que se había hecho de las aves como aprendices vocales capaces de inventar nuevas canciones o imitar las de otros y los que no aprenden, quedándose con sus repertorios “innatos” que surgen del cableado cerebral y la genética. Siguiendo una estela de estudios que, en los últimos años, han comenzado a argumentar que este sistema binario de aprendizaje vocal en vertebrados es demasiado simplista.

Así, en un extremo del rango estarían las aves que presentan un alto grado de aprendizaje vocal, capaces de imitar todo tipo de sonidos, incluso los más nuevos para ellas. Muchos linajes de pájaros cantores entran en esta categoría, donde también se encuentran otras especies como los humanos. En el otro extremo, los aprendices relativamente limitados que solo pueden producir los sonidos de su propia especie. El resto de las aves se encuentran repartidas en algún lugar a lo largo del espectro, pero a veces es difícil distinguir entre ambos.

Una base vocal antes de que nazcan

Entre 2012 y 2019, un grupo de investigadores reprodujeron una variedad de llamadas o melodías de aves cerca de huevos de cinco especies diferentes de pájaros (el reyezuelo o Malurus cyaneus, el reyezuelo de alas rojas o Malurus elegans, el pinzón terrestre de Darwin o Geospiza fuliginosa, el pingüino pequeño o Eudyptula minor y la codorniz japonesa o Coturnix japonica doméstica.

Lo que se ha podido descubrir sobre pájaros cantores que han recibido poca o ninguna tutoría vocal, es que los sonidos de su propia especie provocan una respuesta neuronal más fuerte que una canción de una especie extranjera, lo que sugiere que muchos adquieren una base vocal en sus cerebros mucho antes de que nazcan, y la nueva investigación sobre embriones de aves ahora refuta esa idea.

Por ejemplo, los reyezuelos y el pinzón de Darwin se consideran aprendices vocales, mientras que las codornices y los pingüinos generalmente se han clasificado como no aprendices. Durante la primera parte de aquel experimento, los investigadores expusieron 109 embriones a 60 segundos de ruido seguidos de 60 segundos de silencio. Así, encontraron que los embriones de las aves consideradas más vocales mostraban una respuesta más afinada a la llamada de su propia especie en una etapa de desarrollo mucho más temprana en comparación con los embriones de los no aprendices, como los pingüinos y las codornices.

El instinto de un lenguaje que nace antes del nacimiento

Esto verificaba los resultados de estudios anteriores que ya habían demostrado que este tipo de aprendices vocales, como los embriones de pinzones cebra, pueden ver alterado su comportamiento en la edad adulta a consecuencia de las canciones que sus padres les cantan cuando aún permanecen en el huevo. Los que no aprenden, sin embargo, presentan cerebros menos maleables aunque eso no significa que no absorban ninguna canción en su fase previa al nacimiento.

En la segunda parte del experimento, los investigadores aumentaron el tiempo de exposición a la “música”. Un total de 138 embriones fueron aquí expuestos a 180 segundos del mismo canto de un pájaro, de su propia especie o de otra, una vez más seguidos de un minuto de silencio. En este caso, se midió la frecuencia cardíaca de cada embrión para determinar cuánta atención estaba prestando el pajarito a la melodía.

De este forma, los autores encontraron que todas las aves, tanto aprendices como no aprendices, se habían acostumbrado al sonido externo repetido, sin importar si provenía de su propia especie o de una especie diferente. Un hallazgo que indica un nivel de aprendizaje innato conocido como habituación, que podría ayudar a los animales a distinguir entre los diferentes tipos de llamadas. Lo que demuestra que la música nace en ellos por instinto.

“La capacidad de percibir y habituarse al sonido en aves en desarrollo puede estar más extendida taxonómicamente de lo que se ha considerado anteriormente”

Aunque aún no está del todo claro si ese aprendizaje embrionario cambia el comportamiento de todas las aves una vez que han nacido, los investigadores sospechan que tal vez el verbo adecuado no sea “cambiar”, simplemente el sonido estaría preparando a los embriones para la vida fuera del cascarón, aunque de formas diferentes y con tiempos diferentes según cada especie.

Por el momento, la nueva investigación sugiere que “la capacidad de percibir y habituarse al sonido en aves en desarrollo puede estar más extendida taxonómicamente de lo que se ha considerado anteriormente”. Igualmente, los nuevos datos también apoyan la idea de que el aprendizaje de la percepción vocal “no es un comportamiento binario” por lo que no podría reducirse a la catalogación conocida hasta ahora.

“Se espera que esta investigación inspire más estudios sobre la notable capacidad de los animales para aprender el sonido”, dice la bióloga de sistemas Sonia Kleindorfer de la Universidad de Flinders y la Universidad de Viena.

Fuente: elconfidencial.com

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