Convivir con un perro es sinónimo de sacarlo a pasear. Incluso aunque disponga de un terreno o patio en el que establecer contacto con el exterior, los paseos son imprescindibles para su bienestar físico y psicológico. Pero sacar al perro a pasear es una actividad que puede generarnos dudas, sobre todo relativas al número de…

¿Cuántas veces al día debo pasear a mi perro?

Convivir con un perro es sinónimo de sacarlo a pasear. Incluso aunque disponga de un terreno o patio en el que establecer contacto con el exterior, los paseos son imprescindibles para su bienestar físico y psicológico.

Pero sacar al perro a pasear es una actividad que puede generarnos dudas, sobre todo relativas al número de veces o a la duración de las salidas. A continuación explicamos cuál es la recomendación general.

Número de paseos diarios recomendados

En líneas generales, podemos considerar que la mayoría de los perros necesitan salir a pasear unas 2-3 veces al día. Principalmente porque no pueden ni deben estar más horas sin evacuar. Habrá perros tranquilos que estén felices con un paseo por la mañana y otro por la noche. Tampoco necesitarán salir muchas veces los que vivan en un terreno.

Ellos pueden ejercitarse, evacuar e incluso desfogarse jugando si cuentan con más de un perro en el hogar. Pero serán muchos más los ejemplares que necesiten mañana, mediodía y noche, no solo para orinar o defecar, sino para su esparcimiento. Por otra parte, los cachorros van a tener que salir más, porque no aguantarán sin evacuar muchas horas.

Lo mismo sucede con perros mayores o con alguna patología que les provoque eliminar orina con mayor frecuencia. En conclusión, el número de paseos diarios ideal va a depender de cada perro. También conviene adaptarlos a las condiciones climatológicas, evitando las horas de más calor y las de más frío.

¿Cuánto tiempo deben durar los paseos?

De nuevo como normal general, es habitual realizar un par de paseos más breves, de unos 10-20 minutos, y uno más largo, de, aproximadamente, una hora. Este paseo más largo suele ser el de la tarde y coincidir con otros perros con los que poder jugar, claro que también dependerá del horario laboral de cada cuidador.

Por supuesto, es imprescindible fijarse en las necesidades de cada perro. Un ejemplar anciano con problemas de movilidad solo necesitará salir a evacuar y poco más. No le hacemos ningún favor manteniéndolo en la calle una hora.

En cambio, si nuestro perro es de alta energía, los paseos tendrán que ser más largos e incluir obligatoriamente un tiempo de juego y carrera o, por ejemplo, ruta por espacios naturales. Será la única manera de cansarlo y de que pueda estar tranquilo dentro de casa.

La importancia de pasear a tu perro

Para un perro salir a pasear no es solo darse una vuelta para estirar las patas. Los perros en el exterior tienen la oportunidad de contactar con los rastros de sus congéneres y de otros animales, lo que les proporciona una importante información sobre su entorno.

Además es una fuente de estimulación. El perro tiene la posibilidad de exponerse al contacto con otros perros, con personas, vehículos, ruidos, olores, etc. Acostumbrarlo a todas estas situaciones ayuda a que se mantenga tranquilo en diferentes ambientes.

Por ejemplo, un perro que nunca sale de su finca, es muy probable que se estrese enormemente el día en el que lo tengamos que sacar para acudir al veterinario. Su reacción sería muy diferente si lo hubiésemos acostumbrado desde pequeño.

Pasear es un buen ejercicio

Salir a pasear es una actividad física en la que, además de andar, el perro puede correr, jugar o saltar solo o en compañía. Tanto el ejercicio como la estimulación son factores clave para su equilibrio mental y físico. Por eso, aunque nuestro compañero disponga de un jardín o de un terreno amplio, salir a pasear es fundamental.

El domicilio y sus propias características determinarán la frecuencia y la duración de estos paseos. En conclusión, si no puedes comprometerte a sacar a pasear a tu perro todos los días durante toda su vida, no adoptes.

Consejos para pasear a un cachorro

Antes de sacar a un cachorro de paseo tiene que tener puestas todas las vacunas correspondientes a la primovacunación. Son las vacunas que se consideran esenciales y que se administran en varias dosis. Este calendario de vacunaciones básico suele terminar hacia las 16 semanas. Sacar al cachorro antes de tiempo puede exponerlo a contagios.

Enfermedades tan graves como la parvovirosis se transmiten por contacto directo con perros infectados o sus secreciones. Pero también hay que tener en cuenta que de las 3 a las 12 semanas el cachorro vive una etapa en la que requiere de socialización.

Socializar es exponerlo al máximo número de estímulos diferentes para que los acepte y no le causen problemas en la edad adulta. Por ejemplo, un perro que no ha oído nunca una sirena, es probable que se asuste si el primer contacto con una se produce ya en la edad adulta.

El paseo de tu cachorro

Para conjugar la socialización con la seguridad podemos pasear al cachorro en brazos o llevarlo a casas de perros que sepamos que están bien vacunados y, por tanto, no suponen ningún riesgo. Los cachorros necesitan salir a la calle más veces que un perro adulto porque fisiológicamente todavía no están maduros como para aguantarse sin evacuar.

Lo ideal es sacarlos, unos minutos, cuando se despierten o acaben de comer. De esa forma irán aprendiendo a evacúar solo en la calle. Por lo tanto, los cachorros necesitan muchos paseos cortos al día. Según vayan creciendo, en función de sus características, estos paseos irán aumentando en tiempo y disminuyendo en frecuencia.

Consideraciones para perros mayores

No hay una edad fija para decretar que un perro es anciano, ya que depende tanto de sus propias características como de sus condiciones de vida. Por lo tanto, la recomendación es seguir con la rutina habitual de paseos hasta que el propio perro nos indique lo contrario.

Por ejemplo, quizás notemos que le cueste caminar o que se hace pis en casa. En estos casos reduciremos el tiempo de paseo o saldremos más veces, respectivamente. Recuerda que todos estos signos deben ser revisados por el veterinario.

No hay que justificarlos como parte del envejecimiento y dejarlos pasar, pues es posible que se correspondan con trastornos que, aunque no se curen, sí se puedan tratar para que el perro disfrute de una buena calidad de vida el mayor tiempo posible.

Fuente: eldiariodecarlospaz.com.ar

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