La actividad cinegética quedó autorizada a partir de las 00 horas de la noche del sábado. Está permitida únicamente para residentes en el territorio provincial, no así a turistas, aunque controlar sus ingresos, resultará un tanto complicado, y son ellos, los que más dinero dejan a este extraordinario negocio. Los foráneos llegan desde Europa, principalmente de Italia y España, pero la gran mayoría de cazadores viene de Brasil, un país que por ahora está condenado por la pandemia del coronavirus.
El rutilante comercio detrás de la caza deportiva de animales exóticos, habilitada recientemente como una actividad esencial por el gobierno de Corrientes, por ser considerada una plaga, se inició este domingo. No para pocos, fue impulsada por empresarios hoteleros locales ligados al poder de turno, inclusive varios de ellos funcionarios públicos, propietarios de estos clásicos alojamientos. Todas las miradas están puestas a los extensos humedales correntinos, donde se encuentra el majestuoso estero del Iberá.
Aunque existe un sitio, que los amantes de los fusiles automáticos, lo conocen como un verdadero paraíso donde se desarrolla esta costosa práctica, que no es para cualquiera de los humanos.
Sauce, la distante comuna bien al sur de la provincia, suma alrededor de 30 cotos de caza en campos privados. Allí el ciervo Axis, especie que ingresó al país hace más de 100 años, les sirve a los cazadores para hacer tiro al blanco, y llevarse el mejor de sus trofeos. Caen bajo las balas de los rifles de alta precisión, tanto hembras como machos del Axis. Muchas crías a veces quedan huérfanas, y a la buena de Dios.
Esta raza que popularizó al cariñoso y tierno Bambi de Walt Disney, es aniquilada sin miramientos desde el cañón de los Remigton, Mauser, Winchester o Brenneke, armas de alto valor en el mercado nacional. No es gente común la que se dedica a este, inexplicablemente considerado deporte.
La licencia para cazar cuesta alrededor de 3000 pesos anuales. Una cifra insignificante para los millones que giran alrededor de esta verdadera cacería de la fauna. También se suman los precintos y los permisos de ingreso a los campos para realizar la faena de aniquilamiento de los Ciervos Axis. Con una extensión mínima de 100 hectáreas, uno ya puede desarrollar un coto de caza.
El supuesto deportista ingresa al sitio donde tiene un servicio 5 estrellas. Peculiarmente, estos establecimientos hoteleros que son estancias acondicionadas para los selectos huéspedes que llegan de todas partes del mundo, no pagan la energía eléctrica. Estarían enganchados al servicio por acuerdos ilegales con funcionarios de la DPEC (Dirección Provincial de Energía).
EL MAYOR DE ARGENTINA
Corrientes tiene cotos de caza casi en todo su territorio, son los más grandes de América, y entre ellos en la oculta Sauce, el mayor de la Argentina, siendo comparados por su extensión a los que existen en la mismísima África. Sin embargo este millonario negocio, no le tributa un solo peso a la comuna. Absolutamente todos los ingresos van a la parte privada y a la Dirección de Fauna y Flora de la Provincia. Asimismo los permisos de caza deben ser certificados por la autoridad policial.
Por cada camioneta (mayoría 4 x 4) se trasladan cuatro cazadores, que pagan alrededor de 20.000 pesos por cabeza por fin de semana en cada coto. Durante esos cortos lapsos de tiempo de dos o tres días, ingresan cerca 200 vehículos a Sauce. Por mes podrían llegar a casi mil unidades. El dato: ninguno tributa a las arcas del municipio, como tampoco los establecimientos de caza como el Buska, los Birachos, El Tesoro, Barrancas, La Luisa, El rezongo, Los Pinos, La porteña, La Makita, entre los más conocidos.
Estas firmas no estarían inscriptas como actividad comercial en la municipalidad sauceña, para que le puedan cobrar alguna clase de impuesto, irregularidad que podría derivar en que la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) no los tenga dados de alta como prestadoras de servicios turísticos. Si esto fuera así, también los empleados de esos alojamientos serían trabajadores no registrados.
Casi la totalidad de los dueños de los campos, no son personas de la zona, muy pocos pertenecen a familias locales. Durante años grupos de inversores de otras provincias y del extranjero se fueron quedando con las grandes extensiones de terreno de la región. Y es ahí, donde radica este negocio, prácticamente sin controles.
Como premio consuelo, y por severas diferencias, Sauce considerada la capital mundial del ciervo Axis, aún no decidió habilitar la caza deportiva en su territorio.
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