Probablemente la mayoría de nosotros hemos experimentado la experiencia de ir a delfinarios en playas o centros acuáticos como Sea World, ya sabes, ese momento en que ves los trucos que hace un delfín o ballena, a la entrenadora que da un premio tras una acrobacia o baile, o incluso, hemos nadado con un delfín…

Cautiverio de delfines

Probablemente la mayoría de nosotros hemos experimentado la experiencia de ir a delfinarios en playas o centros acuáticos como Sea World, ya sabes, ese momento en que ves los trucos que hace un delfín o ballena, a la entrenadora que da un premio tras una acrobacia o baile, o incluso, hemos nadado con un delfín en cautiverio y después no se olvida la foto con ellos… sin embargo, la voz de cientos de personas que dedican su vida a darle una voz al delfín y ballenas en cautiverio, luchan día con día para llevar la verdad de esta práctica turística. 

En 1970 el americano Richard O´Barry fundó Dolphin Project, una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es educar al público sobre el cautiverio, así como en la medida de lo posible liberar delfines, con el fin de poner fin a la explotación y matanza de delfines (después de todo, la mayoría son capturados, hostigados o sacrificados); después de todo, se estima que el precio de un delfín entrenado puede ser vendido hasta en $100,000 dólares. 

Dolphin Project puso la atención del mundo entero en la brutal cacería que se lleva anualmente en Taiji, Japón; gracias al documental que ellos mismos hicieron llamado “The Cove” el cual fue ganador del Premio de la Academia 2009. Ya que cada año aproximadamente entre septiembre y marzo en esta localidad japonesa, utilizan una técnica de cacería para conducir a miles de delfines hasta una cala de exterminio designado. Esta terrible práctica es autorizada en Japón por medio la Agencia Japonesa de Pesca, la cual permite a los pescadores matar y/o capturar más de 16,000 cetáceos anualmente (aunque en 2009 ese número es de hasta 23,000). 

Según Dolphin Project, el “objetivo oficial” de esta matanza y captura es el de proporcionar carne de delfín a los japoneses, aunque solo una pequeña minoría de ellos realmente consume esta carne, e incluso, como aseguran, las pruebas de ADN en la carne vendida como “de ballena” en los mercados japoneses, es en realidad en su mayoría carne de delfín mal etiquetada, ya que la carne de ballena es más cara; otro objetivo es el de “control de plaga” ya que los delfines y ballenas comen pescado, por lo que los pescadores los ven como una plaga. Y otro número de delfines se van a la venta de delfines en cautiverio. 

Delfines en cautiverio.

Estos delfines se ven en innumerables consecuencias a su salud, ya que la vida en libertad es completamente diferente; en estos lugares se ven colocados en grupos de delfines desconocidos por lo que es imposible la comunicación entre ellos, están en un espacio limitado que les provoca frustración y agresión, por lo que pueden ser tratados con medicamentos antidepresivos, por ejemplo Hugo, una orca cautiva en Seaquarium de Miami fue grabada golpeando su cabeza contra la pared del tanque repetidamente. 

Por otro lado, estos animales llevan una vida eterna de entrenamiento, por lo que se mantienen suficientemente hambrientos para que cumplan las instrucciones de los entrenadores. 

Otras causas del maltrato y mala vida de llevan estos animales en cautiverio son:

Ampollas y quemaduras solares debido a los tanques de poca profundidad, por lo que el óxido de zinc untado en sus espaldas suele ser un tratamiento.

Picos crudos debido a la constante tarea de empujar a los turistas a través del agua y heridas relacionadas por el manejo de los humanos y ser agarrados para fotos de besos. 

Frustración por el constante acoso de humanos y niños cerca de los tanques (ruido, toques…)

Alrededor del mundo entero se está educando a las personas para evitar entretenerse con animales en cautiverio, ya que ellos viven privados de su hábitat y familia natural, sometidos a una vida de constante presión. Tan solo en México, según Empty The Tanks, existen más de 40 delfinarios; e, incluso, tan sólo en Quintana Roo, existen 19 instalaciones de nado con delfines, administradas por 3 compañías. 

Lo mejor que podemos hacer personalmente, es, educarnos, querer y reconocer que los animales merecen estar en libertad y no encerrados para nuestra diversión. Y sobre todo, NO ASISTAS A ESTOS LUGARES!

Fuente: Pulso

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